Con la sensación de ser aplastado, por miles de kilos, hasta los dedos se niegan moverse, la piel envejece solemne, diciendo adiós a cada célula muerta, los segundos pasan trasatlánticos, mi infinito tiempo me dice hola, susurro a sus pensamientos mis ideas, le hago propuestas, le sugiero un pacto, la dejo dormir tranquila, hasta veo por ella.
despierto en un álgido microtono, con el mismo peso de carne muerta en los brazos, con la misma distancia de ayer, en el mismo susurro olvidado.