Melodía eufórica en la cabeza, se movía con ella, como un loco, uno que disfruta de su demencia, que la aspira hasta hostigarse. Sus pies mojados por el agua se le teñían de blanco y sus labios besados por un dulce bailaban en rojo. Ese objeto redondo, que se deslizaba suavemente por su lengua, que le acariciaba la boca. Fue ese el regalo de su idilio, aquel idilio recién nacido.
Que con suspiros le acariciaba el rostro y le hacia moverse como seda seduciendo al viento...