martes, 16 de febrero de 2010

Tiempo, cuarta inconveniencia. *

Tiempo, cuarta inconveniencia del universo. Como estaba previsto el ermitaño huyo una vez mas.
dependía totalmente de los arco iris. ya que las lágrimas de flor -creía el- no eran reales y sus esperanzas podían ser mortales. El único método seguro de respirar sin espinas en los pulmones era con la alegría de los arco iris.

Se mudo con los arco iris, entes poderosos, que no son más que un reflejo. En el baile de una gota y un ultravioleta, ahí, donde el viento los acaricia nace la luz que le da vida al arco iris.

El ermitaño era inmortal, tenia un reloj especial, era una flor. Bastaba con quitarle un pétalo para que el tiempo dejara de avanzar, para que su tiempo se detuviese. Como es de imaginarse el inmortal se quedo solo.

Conoció a un espantapájaros, después de años de no hablar con nadie, un inmortal tiene miles de historias que contar. Lo fascino, se fascino él mismo con su nuevo amigo.

Regresaba con los arco iris y les pedía alegrías para su nuevo amigo. Los arco iris tienen mal humor, no acostumbran compartir. Les tenia que rogar, pero al final accedían, afecto por su amigo espantapájaros, decidió dejar de ser inmortal.

Había muerto ya muchas veces, pero la flor de pétalos rojos le salvaba siempre, con el comer de uno de ellos.

Sembró la flor en un bosque, la dejo sola para que nadie sintiera el frío abrazo de la inmortalidad. Se volvió mortal, vulnerable, se volvió hombre.

Tiempo, cuarta inconveniencia del universo. se volvió viejo, enfermó. la única solución era encontrar la flor para prolongarle la vida. También existía la opción de lágrimas de flor, pero eso era un mito.
El ermitaño se alejo de su amigo espantapájaros con pretexto seguir junto a los arco iris. no quería que su amigo lo viera morir, no lo soportaría. El universo es sabio, el espantapájaros se enteró.

Salió en busca de ellas, de las lágrimas de flor, pero las no encontró. Recolecto sus esperanzas, no sabia bien que eran pero podían ayudar.Entonces,en una de sus búsquedas, sucedió algo cósmico, en un bosque en lo más remoto reconoció a la flor de su amigo. Mortal. Corrió a ella.

Demasiado tarde, estaba muerta. Raro para una flor que tiene vida indefinida, raro ver en ella rocío siendo de día. ¡Que mas da!, tomo sus esperanzas también.

Regreso para entregárselas a su amigo, cientos de esperanzas en un saco. Pero antes tenia que probarlas, algunas cosas que parecieran tan inocentes resultan ser mortales.

Tomo una, se evaporo..., era nuevo en esto, como saber tratarlas, tan delicadas. Tomo otra y la puso en su pecho...

Tiempo, cuarta inconveniencia del universo. El ermitaño, hombre, viejo. Vislumbro a lo lejos a su amigo espantapájaros. ¿Cuanto tiempo hay en un espasmo de angustia?, ¿en la melodía de un atardecer?. ¿En el recorrer de cien metros?

A lo lejos solo de vio un espantapájaros cayendo. Con una sonrisa. Y a un viejo abriendo un saco y poniendo algo en su pecho.

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