martes, 28 de octubre de 2008

De los Espejos*

Aquel arrogante esfinge a la vanidad, aquel pomposo auto-retrato que se mofa (engreído), de no poder recurrir a otro sino a él para apreciar la propia imagen, aquel que lisonjero me invita a pasar horas a su lado, motivo de mi perdición, dócil instrumento de auto-conservación, ingenuo aparato motivo de estética, motivo de banalidades y vanidades, que se ríe de nosotros, y no comprende nuestra alusión a él. Aquel infernal pedazo de cristal es motivo traumas y complejos, hasta el mas cauteloso podría caer víctima de él y podría acabar con una soga en el cuello y mejor aun como un esqueleto humano(muestra de nuestra eterna estupidez), basta con que el jugueton espejo amanezca de malas y muestre a su interlocutor alguna variación de su imagen, algún relieve extra, o por que no, algún engrosamiento de imagen, por leve que sea el efecto es catastrófico, pero por favor no culpen al espejo, él no tiene la culpa, se dan cuenta de la responsabilidad con que carga, el mas leve de sus descuidos es motivo de un final mortuorio, no se enojen con él, por que no tiene la culpa de extrapolar las cosas a tal grado...

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